Educación y sociedad: la mutación de la escuela como expresión de las transformaciones en la estructura económico-política
La investigación histórica da cuenta de la existencia de un movimiento histórico y continuo de educadores que, a pesar de su diversa procedencia social y cultural, así como de sus propias especificidades históricas, desde principios del siglo XX -con períodos de subsidencias y emergencias- ha ido articulado un proyecto educativo fundado en la relación de la escuela con la comunidad, teniendo como horizonte la democratización de la sociedad en función de devolverle a los sujetos su capacidad deliberativa en las decisiones atingentes al gobierno educativo y comunitario.
La constitución del profesorado como sujeto histórico, sin embargo, se fue desvaneciendo en el contexto de la crisis del modelo del capitalismo industrial iniciado hace tres décadas atrás, y el surgimiento del nuevo modelo de desarrollo organizado en torno al capital financiero. Esto se debió, principalmente, a las enormes mutaciones culturales vinculadas a la escuela, el mercado de trabajo, las familias y las comunidades surgidas por esta crisis, las que terminaron reconfigurando el rol del trabajo docente en la escuela.
De acuerdo a lo dicho, proponemos una discusión en torno al modo en que estas transformaciones se expresan en la escuela:
a) la masificación de la escolaridad, que significó la incorporación masiva de sectores populares, antes desescolarizados, a la vida escolar y que plantea una interrogante sobre el sentido que tiene la escuela para estos sectores ahora mayoritarios;
b) las transformaciones del mercado de trabajo y de los patrones de construcción de vínculos al interior de las familias y las comunidades, que implicó la incorporación de grandes sectores femeninos al mundo del empleo, y las condiciones de sobre explotación de estos empleos así como la desestructuración de identidades comunitarias, entre otros, llevan a una suerte de “inhibición” educativa de agentes de socialización históricamente importantes (familias y comunidades);
c) el desarrollo explosivo de nuevas “fuentes de socialización”, que muchas veces se encuentran en pugna con la experiencia escolar (internet, medios de comunicación masivos, grupos juveniles de pares, etc.);
d) la crisis de las certezas que la escuela parece necesitar (la incertidumbre respecto del futuro laboral de los estudiantes, pérdida de certezas ideológicas y religiosas, crisis de legitimidad de los ordenamientos políticos y sociales, entre otros) hacen aparecer al relato escolar como excesivamente rígido y anclado en el pasado ante los ojos de muchos estudiantes y sus familias.
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