Mercantilización de la educación como precarización de las condiciones laborales del profesor y desvalorización de su rol social
La valoración social del rol docente, a partir de estos fenómenos, se transformó, dando origen a lo que la literatura ha denominado -como fenómeno global- “cuestión docente”.
En el caso chileno, dos momentos son claves en este proceso. Primero, las profundas transformaciones realizadas por la revolución conservadora ocurrida a partir del golpe militar de 1973. Estas implicaron, junto con una brutal represión del movimiento estudiantil y de los sindicatos de trabajadores docentes, la reestructuración global de la relación de estos actores con el Estado. De la mano con la desarticulación del proyecto educacional de la Unidad Popular y el desmantelamiento de la institucionalidad educativa pública, se produjo la reestructuración global del sistema educativo hacia un modelo centrado en el mercado.
En segundo lugar, la reforma de 1990, haciéndose eco de las transformaciones ocurridas en la década anterior, y en un contexto de transición política hacia la democracia, requirió concretar políticas de reparación en diversos ámbitos, entre ellos el educativo. Para superar los impactos sociales de la descentralización/privatización del sistema escolar y la flexibilización de la relación laboral, que modificó los patrones tradicionales del trabajo docente, éstas se implementaron en términos exclusivamente contractuales y salariales, y no de revalorización de la profesión docente.
Una reciente revisión sobre la evolución de la “cuestión docente” en Chile encuentra al menos cuatro grandes transformaciones experimentadas durante las últimas décadas. Algunas de las expresiones más relevantes y que afectan progresivamente la vivencia del trabajo docente y en torno a las cuales proponemos una problematización son:
a) la intensificación y estandarización del tiempo de trabajo docente, que implica el aumento de la cantidad de labores y de responsabilidades asignadas, así como variedad de tareas, en el mismo tiempo de trabajo. En la legislación chilena, el porcentaje de horas de trabajo lectivo directo de aula, 75% del total de la jornada laboral, y el elevado número de estudiantes por aula supera con creces aquellos definidos en los países de la OCDE;
b) el abandono de los docentes, en un contexto institucional que fragiliza la labor pedagógica, no solo por la casi inexistente política de apoyo ministerial, sino por la ausencia de equipos técnicos o curriculares de apoyo consolidados por parte de los sostenedores;
c) la culpabilización de los docentes, en una “evaluación social” de su trabajo que se efectúa periódicamente a partir de los resultados de aprendizaje obtenidos en mediciones estandarizadas de sus alumnos, (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación, SIMCE, y la Prueba de Selección Universitaria.) que no considera otras variables que inciden en estos resultados ;
d) el deterioro de los ambientes de trabajo docente, asociado a la progresiva baja en la calidad de las relaciones laborales, y el deterioro de la salud docente.
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